lunes, 24 de marzo de 2014

Cuando despertó

Cuando despertó el dinosaurio aún estaba allí.  Algunas mañanas lo encontraba asomado por el marco de la ventana, otros lo veía del otro lado del espejo del baño y una que otra vez lo había sorprendido en el fondo de la taza de café. Estaba acostumbrado a su ritual mañanero y lo olvidada según empezaba las actividades normales de su día.
En los pasados meses, había comenzado a ver al dinosaurio fuera de su casa. Lo encontraba esperándolo en la estación del tren, atisbándolo detrás de los edificios,  en el perfil de las montañas que se veían desde su oficina, en el mercado, disimulado entre las frutas y vegetales, y de seguro que lo vio entre las ramas del mangle mientras caminaba por el parque.  Le parecía tan normal que lo había comentado con una  guapa chica que se le sentaba al lado en el tren y con sus compañeros de trabajo en la cafetería.  Todos lo habían mirado con extrañeza y notaba como desde entonces lo evitaban.  Secretamente comenzó a desear que el dinosaurio desapareciera. 

Esta mañana abrió los ojos y se encontró rodeado de grandes árboles de helecho.  El aire se sentía pesado, húmedo y lleno de ruidos extraños.  Los volvió a cerrar apretadamente,  mientras se repetía: ‟Cuando despierte que el dinosaurio este ahí”.

Versión 2
Cuando despertó el dinosaurio aún estaba allí y supo que seguía soñando.

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